El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo, en el cual existen desviaciones en los siguientes aspectos del desarrollo:
- Conexiones y habilidades sociales.
- Uso del lenguaje con fines comunicativos.
- Características de comportamiento relacionados con rasgos repetitivos o perseverantes.
- Una limitada gama de intereses.
- En la mayoría de los casos torpeza motora.
Las personas con este diagnóstico tienen severas dificultades en lo social, conductual y comunicacional.
Características
- Socialmente torpe y difícil de manejar en su relación con otras personas. Ingenuo y crédulo.
- A menudo sin conciencia de los sentimientos e intenciones de otros.
- Con grandes dificultades para llevar y mantener el ritmo de una conversación. Se altera fácilmente por cambio en rutinas y transiciones.
- Literal en el lenguaje y comprensión.
- Muy sensible a sonidos fuertes, colores, luces, olores o sabores.
- Fijación en un tema u objeto del que pueden llegar a ser auténticos expertos.
- Físicamente torpe en deportes.
- Incapacidad para hacer o mantener amigos de su misma edad.
Pueden presentar:
- Memoria inusual para detalles.
- Problemas de sueño o de alimentación.
- Problemas para comprender cosas que han oído o leído.
- Patrones de lenguaje poco usuales (observación objetiva y/o relevante).
- Hablar de forma extraña o pomposa, alteraciones de la prosodia, volumen, tono, entonación.
- Tendencia a balancearse, movimientos repetitivos o caminar mientras se concentran.
En los adultos, se mantienen algunas de estas características. La persona que lo presenta tiene un aspecto e inteligencia normal, frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas, pero tienen problemas para relacionarse con los demás a un mismo nivel de desarrollo.
La persona presenta un estilo cognitivo distinto. Su pensamiento es lógico, concreto e hiperrealista. Su discapacidad no es evidente, sólo se manifiesta al nivel de comportamientos sociales disfuncionales.
Una adecuada identificación y atención temprana, un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta educativa y una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores que predicen un mejor ajuste social, personal y emocional en la vida adulta.
Es un trastorno muy frecuente (de 3 a 7 por cada 1000 habitantes) que tienen mayor incidencia en niños que en niñas aunque es muy probable que exista un infra-diagnóstico del mismo en las mujeres debido a que en las chicas/mujeres la presentación clínica es diferente.